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Mis vacaciones empezaron un lunes de marzo al mediodía, cuando despegó el avión de Austral que me llevaría a Salta. El avión iba lleno de pasajeros franceses; tantos, que en algún momento me pareció que era la única argentina que estaba allí! Después de un tranquilo viaje de dos horas, llegamos al aeropuerto de la ciudad de Salta. Estaba lloviendo, como lo suponía, después de haber atravesado la barrera de nubes y de haber escuchado los reportes meteorológicos de los días previos.
Mis vacaciones empezaron un lunes de marzo al mediodía, cuando despegó el avión de Austral que me llevaría a Salta. El avión iba lleno de pasajeros franceses; tantos, que en algún momento me pareció que era la única argentina que estaba allí! Después de un tranquilo viaje de dos horas, llegamos al aeropuerto de la ciudad de Salta. Estaba lloviendo, como lo suponía, después de haber atravesado la barrera de nubes y de haber escuchado los reportes meteorológicos de los días previos.
Desde
el aeropuerto, tomé un taxi hasta el hotel que había reservado por internet. El
Apart Hotel Ilusión, en el
barrio El Portezuelo Norte, me sorprendió gratamente. Es un hotel sencillo,
limpio y cómodo, con la modalidad de "departamento equipado con servicio
de mucama". Allí tenía a mi disposición una habitación amplia con
televisión por cable, aire acondicionado, kitchinette y un baño cómodo. No está
previsto el desayuno, pero hay comodidad suficiente como para prepararlo. Allí
estuve alojada durante los cinco días que permanecí en la ciudad y debo decir
que no tuve ninguna queja respecto del servicio.
Cabildo de Salta |
Otro
lugar que visité fue el Museo "Pajarito Velarde", dedicado a recordar
la obra de mecenazgo que Velarde desarrolló en favor de músicos de folklore y
otros artistas argentinos. La casa está llena de recuerdos de los personajes
que por allí pasaron y es interesante escuchar algunas anécdotas que sucedieron
en ese lugar, pero la visita guiada obligatoria resulta un poco larga, ya que
se extiende por casi tres cuartos de hora (o más! creo que perdí la cuenta del
tiempo...), lo cual es demasiado por tratarse de un museo tan pequeño. Si se
dispone de poco tiempo para estar en la ciudad, lo mejor es
evitarla.
Frente a la Plaza 9 de Julio |
Uno de
mis hallazgos de este viaje fue el Mercado de venta minorista que está en la
peatonal Florida y Avda. San Martín. Es un edificio antiguo donde acude la
gente de la ciudad para hacer las compras de todos los días. Lo que más me
gustó fue que allí descubrí variedades de alimentos y otros artículos que son
propios del Norte argentino y que casi no tenemos oportunidad de verlos o de
consumirlos en otras regiones del país. También se puede almorzar, cenar o
comprar comida para llevarse, todo muy rico y por precios módicos.
Vista desde el Cerro San Bernardo |
Plaza San Martín |
Cuando bajé del cerro fui a almorzar al que se convirtió en mi restaurante favorito de la provincia: Doña Salta, justo frente a la iglesia de San Francisco. Espectaculares los platos regionales, de lo mejor que se puede encontrar en la zona. Imperdibles las empanadas y la humita en chala, pero también son exquisitos otros platos menos "folklóricos" como las pastas caseras. Los precios son razonables y la atención sumamente cordial.
La
tarde de ese día la dediqué a visitar el altar de la Virgen del Cerro, en el
residencial barrio de Tres Cerritos. La subida al cerro es bastante exigente,
por lo que decidí tomar un remise para subir por el tramo habilitado para los
autos, ya que el calor a esa temprana hora de la tarde era implacable. El coche
me acercó hasta donde está permitido y desde allí seguí ascendiendo por el
camino de tierra marcado para los peregrinos. Para quienes no quieran o no
puedan hacer toda la subida al cerro a pie, se puede arreglar con el chofer
para que espere en la explanada durante el tiempo que se quiera estar allí y
luego llevar a la persona de vuelta. El lugar es bellísimo y emana una paz
sobrecogedora. Tuve el extraño privilegio de estar sola durante unos cuantos
minutos en la ermita donde se venera a la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico
de Jesús, y la experiencia me conmovió profundamente. El resto de la tarde lo
dediqué a descansar y a prepararme para las excursiones que
vendrían.
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