Mi primer contacto con las
Cataratas del Iguazú fue a través de la visita al lado brasileño. Ese día
amaneció lloviendo y, si bien el mal clima continuó hasta las primeras horas de
la tarde, no fue suficiente para ahogar nuestro entusiasmo por el paseo que
estaba por comenzar.
Mientras esperábamos para subir al
micro, compramos unos pilotos de plástico transparente que unos vendedores
ambulantes ofrecían en la puerta del hotel. Nos dijeron que siempre son más
baratos que si se compran en el Parque, dato que resultó ser cierto.
Puente Tancredo Neves |
El Parque alberga una enorme variedad de
flora y fauna representativa de Brasil. Como el 80% de los saltos se encuentran
del lado argentino y de frente al parque brasileño, las mejores vistas se aprecian
desde este lado.
El Parque cuenta con una sola pasarela
de poco más de un kilómetro de largo que recorre todos los saltos y termina en
el mirador de la Garganta del Diablo. Quizás el más impactante de esos
miradores es el que está frente al salto Floriano. Allí se puede subir mediante
ascensores o usando la escalera, pero con la lluvia de ese día la escalera no
era lo más recomendable. Tan cerca y de frente es la vista, que es imposible no
empaparse con el agua que estalla desde la cima del salto.
La lluvia se hacía cada vez más
intensa, por lo que debimos cancelar una visita a un parque de aves cercano. En
la agencia me reintegraron lo que había pagado por ese paseo adicional y, a
cambio, seguimos el recorrido con el resto del grupo. Como ya era mediodía, nos
llevaron a almorzar a la churrascaría Rafaín en Foz de Iguazú.
El paseo terminó con una breve visita al Duty Free Shop antes
de que nos llevaran de vuelta al hotel.
El último día de las vacaciones estuvo
destinado a recorrer el lado argentino de las Cataratas. Afortunadamente, a diferencia de la lluvia del día anterior, ese
día amaneció soleado y hacía mucho calor.
El Parque Nacional Iguazú está ubicado a 18 kilómetros de Puerto Iguazú. Lleva
el nombre del río que le sirve de límite norte y que en idioma guaraní
significa "agua grande". Fue creado en 1934 y posee una superficie de
67.720 hectáreas pertenecientes a la ecorregión Selva Paranaense. Dentro del Parque se encuentran las Cataratas del Iguazú con sus 275 saltos que oscilan
entre los 30 y 80 metros de altura.
En 1984 fue declarado Patrimonio
Mundial Natural por la UNESCO. En 2011
las Cataratas fueron seleccionadas como Nueva Maravilla Natural del Mundo. En 2013,
nuevamente la UNESCO distingue al Parque Nacional Iguazú como Valor Universal
Excepcional, por su importancia cultural y natural que trasciende las fronteras
y cobra relevancia para las generaciones presentes y futuras.
El Tren Ecológico de la Selva |
La caminata por las pasarelas nos llevó hasta los Saltos Dos Hermanas, Chico, Ramírez, Bossetti, Adán y Eva, Guardaparque Bernabé Méndez y el mirador del salto Mbiguá. En algunos tramos, parábamos para descansar o quedarnos más tiempo apreciando las vistas. Había mucha gente haciendo el recorrido, así que por momentos era necesario tener paciencia y aguardar el turno para poder tomar fotografías o acercarse a disfrutar mejor del panorama.
Un coatí |
Al terminar la visita nos fuimos a
almorzar en los restaurantes que están cerca de la entrada del parque. Los
precios en estos locales son muy elevados, de hecho, hay cadenas de casas de
comida que están en Buenos Aires y allí los precios son considerablemente más
bajos por los mismos productos. La explicación que dan los empleados para
justificar esto es que el transporte hasta Iguazú encarece los precios, pero más
parece una conducta abusiva por parte de los dueños de los locales o del
concesionario del Parque hacia el turista que, paradójicamente, constituye la
principal fuente de ingresos de la zona.
En general, la atención al turista no es buena, tanto en los
comercios de Puerto Iguazú como en los hoteles y demás prestadores de
servicios. Por supuesto que hay excepciones, los guías de turismo están entre
ellas, pero en general, se tiene la sensación de llegar a un lugar donde todos
están hartos de tratar con los turistas y, como el atractivo que capta al
turismo parece ser un recurso de interés inagotable, nadie se esfuerza
demasiado por hacer de su ciudad un lugar mejor. Me llamó particularmente la
atención este detalle, ya que no recuerdo haber regresado con una impresión
similar de otros lugares de la Argentina.
La excursión por las Cataratas Argentinas finalizó luego del
almuerzo y con ella terminaron también las vacaciones. Alrededor de las cuatro
de la tarde estuvimos de vuelta en el hotel donde nos quedamos descansando
hasta que, un par de horas más tarde, nos vinieron a buscar para ir al
aeropuerto.