28 enero 2014

Miniturismo en Tandil

Hace un tiempo decidí pasar un fin de semana largo en familia disfrutando de la calma de las sierras de Tandil. Salimos para allá un sábado a la mañana temprano desde la terminal de ómnibus de Liniers y llegamos a destino cuatro horas más tarde.

La ciudad de Tandil se encuentra en la Provincia de Buenos Aires a 360 kilómetros al sur de la Ciudad de Buenos Aires. Fue fundada por el general Martín Rodríguez el 4 de abril de 1823 con el nombre de Fuerte Independencia. Está ubicada en el centro del sistema orográfico de Tandilia, que va desde Olavarría hasta Mar del Plata. Estas sierras son las más antiguas del mundo ya que se formaron durante el período Precámbrico, hace 2500 millones de años.

Palacio Municipal
Al llegar a Tandil, lo primero que me impactó fue la limpieza de las calles, las plazas públicas cuidadas y el aire con perfume de eucaliptus. Tandil mantiene la tradición de la siesta y casi todos los comercios están cerrados desde el mediodía hasta alrededor de las cinco de la tarde.


Escultura en la Plaza Independencia
Durante nuestra estadía, nos alojamos en el hotel Aires de Tandil. Es un hotel bastante nuevo, ubicado a tres cuadras del centro, muy cómodo, limpio y con una atención esmerada. 

Como era la primera vez que visitabamos este destino, decidimos empezar la visita recorriendo el casco urbano partiendo desde la Plaza Independencia, que es la principal de la ciudad. Es muy agradable caminar por esta plaza perfumada por naranjos y adornada con esculturas. Frente a ella se destacan los edificios del Palacio Municipal y la Iglesia del Santísimo Sacramento que data de 1878.

Iglesia del Santísimo Sacramento


Capilla de Santa Gemma en el Monte Calvario
A la tarde fuimos a conocer el Monte Calvario. Esta es una de las principales atracciones de Tandil dada la gran cantidad de gente que llega para recorrerlo durante la Semana Santa. Está ubicado relativamente cerca del centro y se puede llegar hasta allí caminando o en colectivo. Durante el recorrido por el Monte, en medio de una frondosa arboleda, se aprecian catorce grupos escultóricos que ilustran las estaciones del Vía Crucis. La cumbre está coronada por una gran cruz con Jesús crucificado. También hay una gruta dedicada a Nuestra Señora de Lourdes y una capilla de Santa Gemma. A la salida se puede visitar una fábrica de cerámica artesanal, comer algo en el restaurant de la esquina o quedarse recorriendo los puestos de artesanías.

Monte Calvario

Teleférico en el Cerro Centinela

A la mañana siguiente visitamos el Cerro Centinela. Como no hay otra alternativa de transporte para llegar hasta allí que no sea el automóvil, tuvimos que tomar un remise desde el hotel y arreglar con el chofer para que nos volviera a buscar a la salida. El Cerro Centinela es ideal para quedarse a pasar el día ya que hay lugares para comer o hacer picnic debajo de los árboles en familia o con amigos. Vale la pena subir a la aerosilla para disfrutar del paisaje. En la cima hay un parador con una confitería y desde allí se puede hacer un circuito que lleva a una cantera abandonada. Si se tiene suerte, quizás se pueda ver algún zorro escondido entre las piedras.

Un zorro en el Cerro Centinela
Otro atractivo clásico de Tandil es la Piedra Movediza ubicada en el Cerro del mismo nombre. Se puede llegar hasta allí en colectivo desde el centro de la ciudad. Hay que subir unos cuantos escalones empinados para llegar a la réplica de la piedra que cayó el 29 de febrero de 1912 y cuyos pedazos se pueden ver en la base del cerro, justo donde estaba ubicada originalmente. En mi humilde opinión, la réplica no está muy bien hecha, pero el paisaje vale igualmente la visita. 

Réplica de la Piedra Movediza

Entrada al Parque Independencia

De vuelta en la ciudad, otro paseo obligado es el Parque Independencia, ubicado a pocas cuadras del centro. Su acceso principal está marcado por un gran pórtico donado por la colectividad italiana en 1923 para celebrar el centenario de la ciudad. En la cumbre se ubica un castillo de estilo morisco donado por la colectividad española también en 1923 por el mismo motivo. Desde allí se aprecia una magnífica vista de Tandil. El parque también posee un anfiteatro donde se hacen festivales musicales y representaciones teatrales.

Vista de la ciudad desde el Parque Independencia
Al costado del Parque Independencia se ubican el Dique y el Lago del Fuerte. El Lago es un espejo artificial de agua, originado en una represa construida en 1962 para evitar las inundaciones en la ciudad. En el Lago del Fuerte se practican deportes náuticos como pesca, kayak o natación. También se puede caminar o correr bordeando el lago por una senda aeróbica de tres kilómetros con estaciones para entrar en calor o elongar. Más adelante hay un predio con piletas de natación,canchas de tenis, un restaurante y un camping con duchas y parrillas. Desde una de las márgenes del lago se abre un camino que sube hasta un pintoresco monumento a Don Quijote y su molino de viento.

Lago del Fuerte
Es casi imposible irse de Tandil sin haberse deleitado con alguno de sus productos típicos: los quesos y los embutidos. Además de disfrutarlos en una “picada”, se pueden comprar para llevarse a casa. Me encantó Syquet, la tienda donde compramos quesos, salames y alfajores. También allí venden dulces artesanales, vinos y fiambres. Al final del local hay una “cava” donde almacenan patas de jamón crudo que se pueden ver a través de las puertas de vidrio. Otro souvenir típico de Tandil son los cuchillos artesanales de estilo campestre, una alternativa válida para los que quieran llevarse un recuerdo que dure un poco más de tiempo.

La única crítica constructiva que se me ocurre hacer para este destino es que tendrían que mejorar la señalización de los atractivos turísticos, sobre todo en la ciudad y en el Cerro El Centinela, ya que a veces es difícil orientarse sin tener un mapa en la mano o preguntarle a alguien del lugar.

El fin de semana largo se terminaba y aún nos quedaban varios lugares por conocer. Una buena excusa para programar una segunda visita a esta ciudad de calles limpias y perfumadas y gente de trato amable. Tandil es un destino para volver y seguir disfrutando.

Naranjo en la Plaza Independencia